Durante la cena de despedida que los Reyes ofrecieron en el Palacio de los Capitanes Generales, en La Habana, desde el que España gobernó durante más de un siglo, Don Felipe invitó a Cuba a seguir el camino que España emprendió en 1978 citando:
«Los españoles hemos aprendido que es en democracia como mejor se representan y se defienden los derechos humanos, la libertad y la dignidad de las personas, y los intereses de nuestros ciudadanos. La fortaleza que la democracia otorga a sus instituciones es la que permite el progreso y el bienestar de los pueblos». Además, defendió la libertad de expresión, de asociación y de reunión. Y también el derecho a poder viajar y acceder a las tecnologías. El Rey afirmó que «una lección segura que extraemos de la historia es que la evolución, la adaptación y el cambio son inevitables».
También expresó ante Díaz-Canel el deseo de España de acompañar a Cuba en el «proceso de cambio en el que está inmersa». «Ningún país puede permitirse vivir aislado», alertó el Rey.
Aunque no estaba previsto que Díaz-Canel pronunciara discurso alguno, en el último momento el presidente cubano anunció su intención de hablar. El dictador defendió la soberanía e independencia de Cuba, criticó el «injusto bloqueo» de Estados Unidos y agradeció el «claro apoyo» de España contra las sanciones impuestas a Cuba. Además, sostuvo que su país había elegido su camino «por voluntad propia».
La visita de los Reyes de España a Cuba no ha sido bien vista en la comunidad cubana en Miami, argumentos sobran de que se debe evitar legitimizar a los dictadores, y este tipo de visita premia a la cúpula gobernante en Cuba. Sin embargo hay que reconocer que Don Felipe al menos hizo el intento de defender la democracia, los derechos humanos, la libertad y la dignidad que se han estado violando durante decadas en la mayor de las antillas.